La belleza trasciende la estética

martes, 30 de agosto de 2011

Antecedentes del Bodegón: Grecia

 
 
 
 
 
Vaso de Kamarés con motivo de pulpo, h. XX – XVIII a.C.
 

El bodegón tradicional imita la realidad. La imitación de la realidad (mimesis), como concepto o idea, tuvo su origen en Grecia. Ya Aristóteles, se refiere al vocablo μίμησις (mímesis o mimesis, vocablo latino, que significa "imitación"), para denominar a la imitación de la naturaleza como fin esencial del arte. Se convierte en un equivalente al original.
Según el historiador Plinio,  los pintores griegos se esmeraban por realizar mímesis en la pintura tratando de representar lo más fielmente posible elementos de la naturaleza; entre los más famosos, Zeuxis y Parrasio, aunque también había pintores como Apeles y Apolodoro, todos ellos muy fieles a la realidad.



Zeuxis pintando a un joven con uvas
Detalle de un mural  (Gallery of the History of Ancient Painting. Museo Hermitage)



Parece ser que la historia de la naturaleza muerta o bodegones se remonta a la leyenda del pintor griego Zeuxis, que en el siglo V a. de J. C. pintò un racimo de uvas de tal realismo que los pàjaros trataban de picotearlas.

 He aquí la escena, contada por Plinio el Viejo, en su Historia Natural:
  
 "Se dice que Parrasio, otro hábil pintor griego, compitió con Zeuxis; éste presentó unas uvas pintadas con tanto acierto que unos pájaros se habían acercado volando a la escena, y aquél presentó una tela pintada con tanto realismo que Zeuxis, henchido de orgullo por el juicio de los pájaros, se apresuró a quitar al fin la tela para mostrar la pintura, y al darse cuenta de su error, con ingenua vergüenza, concedió la palma a su rival, porque él había engañado a los pájaros, pero Parrasio le había engañado a él, que era artista”.
 
La mimesis en la Historia del Arte se desarrolló ampliamente a través del género de la naturaleza muerta, donde  el pintor partía de la inmovilidad del modelo e intentaba duplicar la realidad. Debido a su función imitativa (copia de la realidad), la pintura mimética pudo ser entendida como una falsedad, ya que aquello que el espectador percibía no era la realidad sino una ficción. De ahí la idea de que la pintura imitativa es confusa y engañosa, maestra de errores.

 


Cerámica Griega con peces (350-325 a. C). (Museo del Louvre)



Como posibles antecedentes de la naturaleza muerta en Grecia, es en la cerámica   donde se han encontrado variedad de representaciones de animales, que los griegos consumían habitualmente en su dieta. El pescado fresco, marisco y moluscos eran algunos de sus alimentos preferidos.

 


Ánfora Griega. Época Micénica 1400-900 a.C)
Representa un pulpo



 
Crátera Griega. Época Micénica 1400-1300 a. C. Procedente de Lalysos


Aparecen también escenas relacionadas con la elaboración de alimentos y bebidas, entre ellos el vino y el aceite. 
La importancia que la vinicultura tuvo en la sociedad griega antigua puede verse en una cita del historiador Tucídides:

"Los pueblos del Mediterráneo empezaron a emerger del barbarismo cuando aprendieron a cultivar  olivos y vides".


 
Detalle cerámica Griega. Pisa de uva

 

Ánfora ( s.VI a.C). Recolección de aceitunas



Algunas páginas interesantes:





 

martes, 9 de agosto de 2011

Antecedentes del Bodegón: Egipto

 
 
 
Detalle de alimentos. Pintura
 al fresco de la tumba de un escriba.
 1422-1411 a.C. Menna, Tebas (Egipto) 




Detalle ofrenda de cervatillo en la misma tumba anterior



En la Historia del Arte las naturalezas muertas o bodegones ya existían como una forma de representación antes de ser clasificadas como tal.
Las primeras naturalezas muertas que se conocen pertenecen al Antiguo Egipto. Los bodegones ya adornaban el interior de las tumbas en esta época (dentro de escenas más amplias, que bien podían considerarse como antecedentes de las llamadas "escenas de género"). Se creía que los objetos relacionados con la comida y la vida doméstica serían reales en el más allá, dispuestos para que los muertos los usaran.

 


Relieve de la tumba de Set-Bahetep
 (Museo Arqueológico Nacional de Madrid)
 Ritual funerario de ofrendas de alimentos para alimentar el ka
 de Set-Bahetep



El temor del hombre egipcio a quedarse sin alimento, traspasó el umbral de la muerte, lo que tuvo su reflejo en el aspecto funerario.
En la escritura de los relieves jeroglíficos sobre las mesas de ofrendas, en los muros de sus tumbas, se pueden leer fórmulas de invocación para que al difunto, no le faltara el alimento diario para el “Ka” cuando físicamente aquél desapareciera.
 


Ofrendas funerarias en la tumba de Amenemhat  y su mujer Hemet (Dinastía XVIII)

Este hecho de alimentar al difunto era tan importante que, según la moral egipcia, era considerada como falta grave no procurar el alimento necesario a sus semejantes o a los dioses.



Restos de pinturas procedente de la tumba de Ipy,
 que documenta la producción egipcia de queso

 
Así en el capítulo 125 del Libro de los Muertos, ante el gran dios de la justicia y de los muertos, Osiris, el difunto sería admitido  entre los "justificados", los "justos de voz"( designa la condición del difunto que pasa con éxito la prueba del juicio ante el tribunal de Osiris), si confesaba con su propia voz, mediante una fórmula conocida como “confesión negativa”, es decir, declaraciones de inocencia que aquél realizaba ante los dioses del tribunal a fin de justificar sus acciones personales, de que jamás hubiera cometido las faltas que la moral egipcia considerara graves. Entre los requisitos para que el veredicto fuera favorable, se encuentra la alusión explícita a esta falta:
(…) no disminuí las ofrendas de los alimentos en los templos. No he destruido los panes de los dioses. No he arrebatado la comida de los espíritus… No disminuí los suministros de los alimentos".
Y de forma bien explícita continua confesando:
(…) no arrebaté la leche de las bocas de los niños".
 (la leche era considerada fundamental en la alimentación)



Pintura mural en la tumba de la princesa Itet, en el Museo de El Cairo.
 Friso en la cámara dedicada al culto de la tumba de la princesa Itet.
 Dinastía IV, hacia 2700 a. C.
 En la parte superior, escena de caza de aves.
 En la inferior, escena de trabajos agrícolas. 



La cantidad de ofrendas y escenas de banquetes funerarios que aparecen en sus tumbas, en las que los comensales se representan sentados ante mesas repletas de provisiones, permiten observar que para los egipcios la alimentación no era una mera necesidad biológica. De hecho, un difunto no parecía estar bien abastecido hasta que no tenía en su lista de ofrendas al menos:

10 clases de carnes diferentes

5 clases de aves

16 tipos de pan y pasteles,

6 clases de vino

4 tipos de cerveza (muy importante en su dieta)

11 de frutas

y todo tipo de cosas dulces




Relieve del sarcófago de la reina Kawit, esposa de Metuhotep.
 Dinastía XII. Deir-el-Bahari (tomando cerveza)
 
 
La ofrenda de cerveza, junto con el pan y las cebollas, considerados los alimentos básicos, era de obligado cumplimiento.
El Capítulo 79 de los Textos de las Pirámides nos dice:

 “…recibo las ofrendas que provienen de mis altares, bebo cerveza durante el crepúsculo”.
“Tú que das pan a Ptah ¡Oh grande que habitas en la Gran Morada, dame pan, dame cerveza”.
 
 
 
 

Detalle de una pintura de la tumba de Unsu, procedente de Tebas Oeste,
 donde se puede ver a una muchacha llevando un pan blanco con forma cónica
 (Paris, Museo del Louvre)
 
 
 
Vendimia y pisado de uvas. Tumba de Nakht (Najt) Dinastía XVIII


Todas las escenas funerarias permiten, pues, acercarnos a una dieta muy variada, cuya representación podría considerarse como el antecedente más antiguo de las naturalezas muertas o bodegones.
 
 
 
Ocas de Meidum" mastaba de Nefermaat de Itet