El chocolate es el fruto de una planta cuyo nombre botánico es Theobroma cacao: theos (dios) y broma (alimento). La definición data de 1753 y se atribuye al célebre científico sueco Linneo, un gran amante del chocolate
Pierre-Auguste Renoir, La taza de chcocolate
Una receta
Chocolate caliente al café
Ingredientes (4 personas): 5 dl. de leche, 2 cucharaditas de azúcar lustre, 150 g. de chocolate fondant, 1'25 dl. de nata fresca, 2 dl. de café hirviendo, 2 cucharadas de cacao amargo.
Preparación: Poner la leche y la nata en un cazo y llevar a ebullición a fuego medio, mezclando continuamente para formar espuma. Cuando la mezcla rompa a hervir, agregar el chocolate y el azúcar lustre. Remover el chocolate hasta que esté disuelto. Poner 1/4 de café en cada taza y escanciar con delicadeza el chocolate, agregando también la espuma. Espolvorear con el cacao y servir a continuación.
Los sabores del chocolate...
(subtítulos español en configuración)
Chocolate casero “A BRAZO”. Tueste y molienda del cacao sobre piedra y sin uso de maquinaria moderna.
Los hermanos Fernández de Castrocontrigo (León) todavía continuaban en el año 1998 con la tradición heredada de su abuelo, un emigrante en Argentina que regresó a su tierra con la idea de fabricar chocolate "a brazo". Chocolates "Santocildes", en honor del que fuera defensor de la ciudad de Astorga contra los franceses, ha mantenido la tradición durante más de ochenta años.
Le petit pain au chocolat (Bollito de chocolate)- Joe Dassin
Paroles, paroles, paroles... de caramelo, bombón y chocolate...
Señora de las viñas, señora de los montes, señora de la niebla, señora de los gallos, acoge a quien tú sabes en tu casa más honda. Que el sol de un sombrerazo lo lleve hasta tu puerta. Y a los que vamos por la cañada oscura, que tus ojos no dejen de alumbrarnos y nos guíen junto a ti, señora de la luna que consuela a los muertos haciéndoles creer que aún es de día, señora del lucero que cuchichea el camino con sus guiños de agua. Señora de los montes y rompientes, la de los faros altos en donde brama el mar y se rompe y babea impotente, furioso de no alcanzarte nunca. Señora de los vientos, abre el zurrón de piel y déjalos salir uno a uno, despacio, para que al fin nos lleven a tu orilla de plata. Señora de los gallos que con agudos picos rompen el lazo fuerte de las noches y desatan el día que se irisa y sonríe en sus plumas de oro. Señora de la viña donde el ciervo reposa sanado de su herida, míranos. Cúranos, por piedad. No nos niegues tu rostro.
La cocina es una de las mejores maneras que los hombres hemos encontrado para cortejar la felicidad y —por eso mismo— la cocina es también una de las mejores maneras de bendecir la vida y celebrar el acto gratuito de existir.
Ignacio Peyró
J. S. Bach: Concierto de Brandeburgo No. 6 | Claudio Abbado