Mermelada inglesa
Sobre el aparador, en su envase, me aguardadulce y agria a la vez, reluciente y equívoca,
elaborada en todo conforme a su receta
—reunidas las semillas, troceadas las mondas…—
para el placer agónico de cercarme los labios
en el acontecer mudable de los días.
María Victoria Atencia
El poeta se alimenta con galletas de luna
Ramón Gómez de la Serna
(...)
¿Y sabes a lo que sabes?
Sabes a piña y a miel,
sabes a vino y a dátiles,
a naranja y a clavel,
a canela y azafrán,
a cacao y a café,
a perejil y tomillo,
higo blando y dura nuez.
Sabes a yerba mojada,
sabes al amanecer.
Sabes a égloga pura
cantada con el rabel.
Sabes a leña olorosa,
pino, resina y laurel.
Alfonso Reyes
sobre el aparador de la cocina azul frutero,
compota de manzana. Icono;
no naturaleza muerta.
José Jiménez Lozano
Unos dátiles
Tiernamente desasidos de sus ramas exóticas,
depositados como ofrenda matinal a los dioses
en un cuenco de vidrio,
acogedor, cercano,
los dátiles pregonan su amarillo heridor,
su áspera pulpa,
y anticipan el jugo de mi boca deshaciéndolos
y su oscuro sabor precipitándose
hacia el lejano cauce de la infancia.
Tiernamente desasidos de sus ramas exóticas,
depositados como ofrenda matinal a los dioses
en un cuenco de vidrio,
acogedor, cercano,
los dátiles pregonan su amarillo heridor,
su áspera pulpa,
y anticipan el jugo de mi boca deshaciéndolos
y su oscuro sabor precipitándose
hacia el lejano cauce de la infancia.
Juan Lamillar
Tschaikovsky: "El Cascanueces", "Grand pas de deux", El hada de azúcar y el príncipe Orgeat. - Adagio
4 comentarios:
Magnífica entrada y con más "materia" que otras veces. Besicos
Vaya recital de sabores, Rosa y además aderezado con estas maravillosas danzas del Cascanueces.
Me encantan los poemas, me los guardo. Gracias, muchas gracias. Abrazos inmensos
¡Gracias, Charo!
Los agrupé, postres dulces :)
Un abrazo.
Aunque el ballet sea propio de la Navidad, las ciruelas confitadas y el hada los aderezan, sí.
Los tenía recogidos, no hay muchos de tema gastronómico que me gusten.
Gracias a ti, y un abrazo inmenso, Maite.
Publicar un comentario