para que diseñe los azahares,
es tan imaginativa la modista en velos nupciales,
sólo que trabaja unos días al año.
Los dedos de la lluvia
esparzan dos cucharaditas de azúcar,
esponje el aire los gajos de la cúpula,
se desentienda el sol de todo el universo
para teñirle la piel con sus pinceles
especializados en rojos,
añádase el barniz del otoño para sellar los poros,
qué envidia el pop-art y las naturalezas muertas.
No toques aún esta naranja,
ponte primero de rodillas y adora como los
ángeles,
fue hecha para ti en exclusiva,
para nadie más,
como un pequeño inmenso amor
que se cae de maduro
que se entrega redondo.
Joaquín Antonio Peñalosa
Ludwig van Beethoven - Piano Concerto No. 2 in B-flat major, Op. 19
Krystian Zimerman
4 comentarios:
Es una auténtica obra de arte este poema, gracias por compartirlo, Rosa. Abrazos
Así es, una maravilla de poema.
Eso mismo pensé.
Gracias a ti, Maite.
Un abrazo.
Me encantó la receta. Besicos
Me alegro, Charo.
Un abrazo.
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