Renato Menziat
Renato Meziat
Henk Helmantel
Henk Helmantel
Renato Meziat
Este mediodía compré una gran naranja —
su tamaño nos hizo reír a todos.
La pelé y la compartí con Robert y Dave —
cada uno tomó un cuarto y yo me comí la mitad.
Esa naranja me hizo feliz del mismo modo
en que las cosas ordinarias consiguen hacerlo
últimamente. Hacer algunas compras. Dar un paseo por el parque.
Cosas que implican paz y tranquilidad. Algo nuevo para mí.
El resto del día transcurrió tranquilamente.
Cumplí con cada tarea de mi lista
las disfruté y dispuse de algo de tiempo libre.
Te quiero. Me alegro de estar viva.
Wendy Cope, La naranja
4 comentarios:
Siempre se ha dicho que el que reparte se queda con la mayor parte y así ha ocurrido con la naranja y su repartidor.Besicos
Jaja, tienes toda la razón.
Un beso, querida Charo.
Un poema muy bonito, me gusta disfrutar de esas pequeñas cosas que hacemos cada día, a veces, sin darnos cuenta.
Está pandemia que estamos viviendo también me han traído momentos sublimes: desayunar tranquilamente con mi hija, por ejemplo, es una de ellos.
Besos
Sí, Maite, esas pequeñas cosas son lo mejor.
Ese desayuno acompañada de tu hija no tiene precio. Me alegro de que puedas disfrutarlo.
Un beso, querida Maite.
Publicar un comentario