«La felicidad es el sabor mismo de la vida. Como la fresa tiene gusto a fresa, así la vida sabe a felicidad. […] No es que estemos condenados a vivir; vivimos ávidamente. […] Vivir es querer vivir.
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La historia es la ciencia que trata de la historia.
J.S. Bach: Silencio, no habléis, Cantata del café BWV 211
Juan Sebastián Bach quiso ridiculizar la desmedida afición por el café que existía en la Europa central durante el siglo XVIII. Lo hace mediante un autoritario padre que trata de obligar a su hija a que abandone su desmesurada devoción por el café.
El argumento central de la Cantata presenta la discusión entre un padre, Schlendrian, y su hija, Lieschen. La joven bebe demasiado café, algo que parecía no estar bien visto en la época. Su progenitor intenta convencerla para que abandone lo que él considera un mal hábito. Le amenaza con prohibirle ir a bodas o asomarse a la ventana, pero Lieschen prefiere seguir tomando café.
La opinión de la joven cambia cuando Schlendrian le dice que si no deja el café nunca se casará. Con esta última amenaza, la joven promete dejar el café, pero solamente si el padre le busca novio de inmediato. Mientras tanto, ella corre la voz que solo aceptará a un novio que le permita tomar todo el café que quiera.
Antes de que su hija pueda cambiar de parecer, Schlendrian sale a buscarle un marido. Lieschen aprovecha su ausencia para afirmar que incluirá una cláusula en el contrato matrimonial por la que se le permitirá preparar café cuando desee.
¡Oh!, qué agradable es el aroma del café,
más exquisito que mil besos,
más dulce que el vino moscatel.
Café, café, necesito tenerlo,
y quien quiera complacerme
¡ah, que me regale café!
Subtitulada
La letra fue escrita por el poeta Christian Friedrich Henrici, más conocido por el seudónimo de Picarder.
La Cantata del café, aunque clasificada como una cantata («cantada», del italiano cantare), es esencialmente una pequeña ópera cómica.
Los cristianos del siglo I no se felicitaban con un genérico «Feliz Pascua», sino que proclamaban con fervor: «¡Christus resurrexit!», a lo que el interlocutor respondía: «¡Vere resurrexit!» (¡Verdaderamente ha resucitado!). Este saludo no era una simple costumbre, sino una auténtica proclamación de fe. No se trataba solo de recordar un evento pasado, sino de proclamar que Cristo sigue vivo y presente en la vida de los creyentes.
«¡Christus resurrexit!» (¡Cristo ha resucitado!).
¡Vere resurrexit! (¡Verdaderamente ha resucitado!).
J. S. Bach - Suave será mi dolor por la muerte del Oratorio de Pascua BWV 249
J. S. Bach: Cantata de Pascua "Erfreut euch, ihr Herzen" ("Alegraos, corazones").
J. S. Bach: Easter Oratorio (Oratorio de Pascua), BWV 249 "Adagio"
— ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y tenéis razón, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Os he dado ejemplo para que, como yo he hecho con vosotros, también lo hagáis vosotros.
Jn. 13, 1-15
Canto Gregoriano: Mandatum novum do vobis. Antífona y Salmo 132
Coro de monjes monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos.