Giorgio Morandi fue un pintor que buscó el silencio y el trabajo constante, casi como un cartujo, y con temas pequeños, los famosos bodegones, fue capaz de entrar en diferentes esencias, las metafísicas de lo pequeño, lo pequeño que es grande, lo grande que es pequeño.
Caminó en solitario por el siglo XX. El pintor hizo del silencio un proyecto. Es un artista secreto y difícil, una figura clave del arte moderno, un pintor silencioso que a través de sus modelos crea un alfabeto pictórico y poético, reflejando una profunda inquietud interior
El encanto de sus obras reside en sus atmósferas silenciosas y, a la vez, intranquilas.
Apenas salió de su Bolonia natal, en donde nació en 1890, y murió en 1964.
Estos son los objetos. Miradlos. Son sencillos:
un embudo, una taza, las cajas, las botellas.
También están la luz, la quietud de las sombras.
Y con ellos dibujo una frontera
entre el tiempo y la nada, entre lo inmóvil
y la vida que surge de lo inmóvil.
Con un gesto de mago los coloco de nuevo,
cambio su espacio, cambian
sus sólidas aristas,
el brillo de sus lentas superficies,
y el mismo cuadro es otro, y me interroga.
Juan Lamillar, de Las lecciones del tiempo
La Naturaleza inmóvil.
Apariencia y realidad en la pintura de bodegón