La Iglesia celebra el 1 de noviembre a Todos los Santos, y el día 2 conmemora a los fieles difuntos.
«Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
(Mt 5,12)
¿De qué sirven a los santos nuestras alabanzas, nuestra glorificación, esta misma solemnidad que celebramos? ¿De qué les sirven los honores terrenos, si reciben del Padre celestial los honores que les había prometido verazmente el Hijo? ¿De qué les sirven nuestros elogios? Los santos no necesitan de nuestros honores, ni les añade nada nuestra devoción. Es que la veneración de su memoria redunda en provecho nuestro, no suyo [...]
Nos espera la Iglesia de los primogénitos, y nosotros permanecemos indiferentes; desean los santos nuestra compañía, y nosotros no hacemos caso; nos esperan los justos, y nosotros no prestamos atención.
San Bernardo de Claraval, abad del Císter y doctor de la Iglesia, Sermón 2
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Que la doctrina de la Iglesia sea siempre la norma de tu vida y su espíritu el que dé jugo a tu corazón [...]
La desconfianza jamás entristecerá el corazón del apóstol, pues en cada momento se puede repetir "sin Dios nada, con Dios todo".
La formación es la base del apostolado y la santidad es su coronamiento. En cambio, la suficiencia vana es falso cimiento apostólico, y el amor propio su ruina. ¿Quieres ser apóstol de Cristo y de María? Déjate formar, lánzate a la santidad.
María Josefa Segovia, 1ª directora gral. de la Institución Teresiana, venerable sierva de Dios, La gracia de hoy
Santos son las personas que dejaron pasar la luz de Dios por sus vidas.
Wolfgang Amadeus Mozart: Misa de Réquiem en re menor, K. 626
22:49 - Lacrimosa
Lacrimosa dies illa
qua resurget et favilla
iudicandus homo reus.
Huic ergo parce, Deus.
Pie Iesu, Domine,
dona eis requiem. Amen.
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Día de lágrimas aquél
en que resurja del polvo
para ser juzgado el hombre reo.
Perdónale pues, Dios,
Piadoso Jesús, Señor,
dales el descanso. Amén.
Desde la basílica de Saint-Denis (San Dionisio), Francia